Estilos Arquitectónicos
Arquitectura Egipcia (3050 aC a 900 AC)
En el antiguo Egipto, los gobernantes poderosos construyeron pirámides, templos y santuarios monumentales. Lejos de lo primitivo, las enormes estructuras como las pirámides de Guiza fueron hazañas de la ingeniería capaces de alcanzar grandes alturas.
La arquitectura del Antiguo Egipto era
un sistema muy constructivo adintelado de sólidas columnas. Todos estos
monumentos eran hechos por los campesinos cumpliendo con un tributo hacia el
faraón. Para entender su magnificencia hay que tener en cuenta los siguientes
condicionantes:
Ideológicos:
·
Poder
político fuertemente centralizado y jerarquizado.
·
Concepto
religioso de inmortalidad del faraón en la "otra vida".
Técnicos:
·
Conocimientos
matemáticos y técnicos, a veces desconcertantes para la época.
·
La
existencia de artistas y artesanos muy experimentados.
·
Abundancia
de piedra fácilmente tallable.
Las construcciones más
originales de la arquitectura egipcia monumental son los «complejos de
las pirámides», los templos y las tumbas (mastabas, speos e hipogeos)
Debido a la escasez de materiales los dos materiales de
construcción predominantemente usados en el antiguo Egipto eran
el adobe (ladrillos
de barro) y la piedra, fundamentalmente piedra caliza, también
piedra arenisca y granito en
cantidades enormes. Del imperio antiguo en adelante, la piedra fue reservada
generalmente para tumbas y templos, mientras que los ladrillos fueron
utilizados en viviendas, incluso en los palacios reales, fortalezas, muros de
los recintos de los templos y de las ciudades, y para edificios en los
complejos de los templos.
Para llegar a entender este
tipo de arquitectura, es importante entender también la relación de los
egipcios con sus muertos. Según sus creencias, el cuerpo era una parte
esencial, debía conservarse para asegurar la vida del fallecido en el “más allá”; esto explica el surgimiento de las
momificaciones. Pero realizar estos difíciles procesos, sin un lugar estable y
seguro donde guardar la momia, no tenía sentido. Por ende, las estructuras
funerarias sufrieron una evolución constante en base a tres objetivos
principales: facilitar el viaje del difunto, aludir a algún mito religioso y
evitar las entradas de los saqueadores a los que los tesoros y ajuares les resultaban
muy apetecibles.
En un origen,
(períodos predinástico y protodinástico) las tumbas eran simples hoyos de forma ovalada, a menudo forrados con
pieles, donde se depositaba el cuerpo junto con un pequeño ajuar en vasijas; y
finalmente se cubría con un túmulo de arena (alusión a la colina
primigenia). Poco a
poco, dicho túmulo comenzó a sustituírse por una estructura de ladrillo llamada
Mastaba.
La mastaba
Mastaba
de Mereruka, Saqqara, Egipto
Surge en el periodo protodinástico y constituye la tipología
arquitectónica asociada a la nobleza por excelencia. Su forma básica consiste
en una superestructura con forma de pirámide truncada, de base rectangular
realizada en ladrillos de adobe y paja crudos. La entrada daba acceso a una capilla
donde los familiares del difunto depositaban ofrendas al muerto, tras la que
había una falsa puerta decorada con relieves que constituía una alusión a la
“entrada del más allá”. Dentro de la superestructura había también una sala
llamada Serdab, la cual guardaba una estatua que
representaba el “Ka” del difunto. Bajo la
superestructura, un pozo, normalmente sellado con cantos, daba paso a la cámara
funeraria que guardaba el sarcófago. Con el paso del tiempo, estas estructuras
fueron haciéndose cada vez más complejas, se anexaban más salas subterráneas,
revestimientos más nobles, algunos cuerpos se realizaron con piedra caliza en
lugar de ladrillo... Las decoraciones interiores solían representar tanto
temáticas de la vida cotidiana del fallecido como textos sagrados, todo en post
de garantizar la prosperidad en el más allá.
Las pirámides
Si bien las mastabas
constituían las tumbas reales por excelencia, las pirámides son, sin duda, el
elemento funerario más característico del faraón. Estas colosales arquitecturas
nacen en el Imperio
Antiguo, como un
deseo de representar la escalera (o rampa, posteriormente) celestial conformada
por rayos de sol, por la que el faraón debería ascender al cielo. Así mismo, su
cumbre se propone como una representación de la colina
primigenia, al igual
que lo eran las mastabas y los enterramientos más arcaicos.
En la III
dinastía, Dyeser encargó la edificación de
la Pirámide de Saqqara al arquitecto Imhotep. Fué la primera vez que se sustituyó
el uso de ladrillos de barro cocido por el de bloques de piedra caliza. Esta
estructura escalonada evolucionó en búsqueda de la pirámide geométricamente
perfecta y en rampa, objetivo que alcanzan durante la IV
dinastía con
la Pirámide
de Keops. Esta
pirámide se incluyó entre las Siete Maravillas del Mundo y es la única de estas siete que ha perdurado hasta
nuestros días.
Posteriormente, por
necesidad de reducir costes, las pirámides se edificarán como un caparazón
calizo con un interior de ladrillos de adobe. El tamaño colosal se verá
reducido al tiempo que proliferan los relieves en las paredes; es en esta época
cuando aparecen los Textos
de las pirámides. Los
saqueadores de tumbas continuaban profanando sus interiores, en consecuencia,
en el Imperio
Medio se
introducen sistemas complejos de laberintos, trampas y cámaras.
Las pirámides no se edificaban solas, sino que formaban
parte de un complejo muy grande. Dicho complejo se levantaba normalmente, en la
rivera oeste del Nilo, y debía estar próxima a una cantera de caliza que
abastecería durante todas las construcciones.
En primer lugar, podía
haber varias pirámides satélite perteneciente a mujeres o familiar del faraón.
Además, para asegurar la prosperidad de su vida en el “más allá”,
había un templo donde se regalaban ofrendas y oraciones al faraón; en ocasiones
podía haber uno o varios pozos que albergaban barcas funerarias. Pero además de
las edificaciones con funciones religiosas, toda una ciudad se organizaba
alrededor de la construcción de la pirámide, organizada de forma gremial al
frente de un funcionario real. Tenían tierras de cultivo propias, donde la
mitad de la cosecha se destinaba a la ciudadanía y la otra al faraón. No todos
los materiales se obtenían en el propio complejo, algunos llegaban a través del
puerto, localizado de forma que su llegada a la obra fuera lo más eficiente
posible. Dada la importancia de la edificación de su estructura funeraria, el
faraón y su familia solían frecuentar o incluso residir en las inmediaciones,
por lo que es común la existencia de una residencia o palacio real.
A pesar de las tentativas de los ingenieros y
constructores reales, las pirámides eran demasiado llamativas y los saqueadores
de tumbas seguían poniendo en peligro la estabilidad de la momia. Por este
motivo, los faraones del Imperio Nuevo decidieron retornar al enterramiento de
los cuerpos, y así surgió el Valle de los Reyes.
El hipogeo
Cuando la capital se
trasladó a Tebas, durante el Imperio Nuevo, los faraones mandaron excavar sus
tumbas en el Valle de los Reyes y las separaron del resto del complejo
funerario. Eran galerías abiertas en la roca, con recintos anexos al pasillo
central, que conducen a la cámara del sarcófago. Las paredes estaban pulidas,
encaladas y policromadas con diferentes escenas, como las del Libro de los
Muertos o los Textos de las Pirámides. En el Tercer periodo intermedio, los dignatarios de la dinastía XXI, ya se hacen enterrar debajo del
propio templo de Amón, en Tanis, nueva capital, pues la necrópolis tebana
sufría continuos expolios.
Arquitectura Clásica (850 aC a 476 aC)
Desde el surgimiento de la antigua Grecia hasta la caída del imperio romano, grandes edificios fueron construidos de acuerdo a reglas precisas. Los órdenes clásicos, que definen estilos de columna y diseños de entablamento, siguen influyendo en el diseño de edificios en los tiempos modernos.
La arquitectura y el
urbanismo practicados por los griegos y romanos se distinguía claramente de la
de los egipcios y babilonios en la medida en que la vida civil pasaba a tener
más importancia. La ciudad se convierte en el elemento principal de la vida
política y social de estos pueblos: los griegos se desarrollaron en ciudades
estado y el Imperio romano surgió de una única ciudad. El arquitecto griego
Hipódamo de Mileto es considerado el primer urbanista de la historia. El
ejemplo más conocido de este tipo de arquitectura corresponde a Apolodoro de
Damasco.
Durante los periodos y civilizaciones
anteriores, los asuntos religiosos eran ellos mismos el motivo y el
mantenimiento del orden establecido; en el periodo grecorromano el misterio
religioso traspasó los límites del templo-palacio y se hizo asunto de los
ciudadanos (o de la polis): surge ahí la palabra política, absolutamente relacionada
a la idea de ciudad.
Mientras los pueblos
anteriores desarrollaron sólo las arquitecturas militar, religiosa y
residencial, los griegos y romanos fueron responsables del desarrollo de
espacios propios a la manifestación ciudadana y de los quehaceres cotidianos:
el ágora griega se definía como un gran espacio libre público destinado a la
realización de asambleas, rodeado por templos, mercados y edificios públicos.
El espacio del ágora se convirtió en un símbolo de la nueva visión de mundo,
que incluía el respeto a los intereses comunes, e incentivador del debate entre
ciudadanos, en lugar del antiguo orden despótico.
Los asuntos religiosos aún
poseían un papel fundamental en la vida mundana, pero ahora fueron incorporados
a los espacios públicos de la pólis. Los rituales populares eran realizados en
espacios construidos para tal fin, en especial la acrópolis. Cada lugar poseía
su propia naturaleza (Genius Loci), insertados en un mundo que convivía con el
mito: los templos pasaron a ser construidos en la cima de las colinas (creando
un marco visual en la ciudad baja y posibilitando un refugio a la población en
tiempos de guerra) para estar más cerca de los cielos.
Divisiones
Arquitectura griega clásica
Templo de Hefesto en Atenas: arquitectura clásica griega.
Arquitectura romana
El Anfiteatro Flavio, más conocido como
Coliseo (Colosseum) de Roma, una de las obras de arquitectura romana más
conocidas.
Arquitectura
Bizantina (527-565 DC)
. Se
denomina arquitectura bizantina al estilo arquitectónico que estuvo vigente
durante el Imperio bizantino (Imperio romano de Oriente) desde la caída del
Imperio romano de Occidente en el siglo V. La capital del Imperio de Oriente
era Constantinopla (Constantinopolis o ciudad de Constantino), cuyo nombre
anterior fue Bizancio y, actualmente, Estambul, y ello desde el año 330,
momento que otros autores fijan como el inicio de la arquitectura bizantina.
La
arquitectura bizantina se inscribe dentro del marco del arte bizantino, y
abarca un largo espacio de tiempo, que se inicia en el siglo IV y al que pone
fin abruptamente la caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos en
1453, ya en el siglo XV. Debido a su dilatada duración en el tiempo, suele
dividirse para su estudio en tres períodos diferenciados: un período inicial,
un período intermedio y un período final.
Por lo
que respecta al marco geográfico en el que se produce el estilo arquitectónico
bizantino, éste coincide en líneas generales con la extensión geográfica del
Imperio bizantino, con lo que fue cambiante en el tiempo en razón de las
circunstancias históricas y políticas de dicho reino a lo largo de los más de
diez siglos de vigencia de dicho estilo. No obstante, las zonas de mayor
presencia de la arquitectura bizantina se corresponden con los territorios de
las actuales Turquía y Grecia, sin olvidar Bulgaria, Rumania y amplias partes
de Italia, junto con Siria y Palestina. Además, como resultado de la expansión
del cristianismo entre los pueblos eslavos llevada a cabo a partir del siglo
VIII por la Iglesia ortodoxa bizantina, la arquitectura bizantina se extendió
por las actuales Ucrania, Rusia y Bielorrusia, pasando algunos de sus elementos
arquitectónicos (como por ejemplo las cúpulas abulbadas) a convertirse en una
seña de identidad de las iglesias ortodoxas, que han sido mantenidas hasta la
actualidad.
Por otro
lado, el arte bizantino fue un arte de tipo oficial, en función de las
relaciones del poder eclesiástico con el poder civil, que se sustentaba con el
apoyo de la Iglesia. Y la propia existencia del Imperio bizantino se vinculó a
la expansión de la fe ortodoxa y del arte bizantino.
En razón
de las circunstancias históricas y de la propia zona geográfica en que se
generó y en la que tuvo presencia, la arquitectura bizantina recibió, sobre una
base formada esencialmente por la arquitectura romana, fuertes influencias de
otros estilos arquitectónicos, especialmente de estilos procedentes de la zona
de Oriente Medio. Por otro lado, además de la ya apuntada influencia en los
estilos arquitectónicos de países relacionados con la Iglesia ortodoxa, debe destacarse
que desde la zona de Rávena, en Italia, en su extremo occidental de
distribución, influyó en la arquitectura carolingia y, a través de ésta, en la
arquitectura románica, a la vez que desde el sur de Italia, especialmente en la
zona de Sicilia, aportó alguna de sus características a la versión adaptada en
la zona de la arquitectura normanda, que era una de las variantes de la
arquitectura románica.
Algunas
de las características distintivas de la arquitectura bizantina son, además de
la forma ya indicada de las cúpulas, el uso del ladrillo como material
constructivo en sustitución de la piedra, el uso masivo de los mosaicos como
elemento decorativo en sustitución de las esculturas, la mayor elevación de los
edificios como resultado del realce de las cúpulas, y el hallazgo de un sistema
que permite conjugar el uso constructivo para dichas cúpulas, de un soporte de
planta cuadrada, pero que permite el remate mediante un tambor en una cúpula
redonda, en muchas ocasiones con prolongación de un alero ondulado.
Basílica de Santa Sofía de Constantinopla, obra cumbre de la
arquitectura bizantina.
Arquitectura Gótica (1100-1450
D.C.)
La
arquitectura gótica está determinada por la filigrana, los edificios que
aspiran con arcos apuntados, tracería y contrafuertes. El estilo gótico se
utilizó en edificios religiosos, así como en ayuntamientos, puertas de la
ciudad y castillos.
El siglo
gótico fue la época de los tremendos y “profundas creencias del cristianismo
convertidas en piedra”. Se construyeron numerosas catedrales góticas entre los
siglos XIII y XIV en Europa occidental. Las espigadas agujas junto con otros
elementos de construcción, apuntaban al “reino sublime del cielo”.
A finales
de la Edad Media (siglos XIII-XV) el período gótico siguió el período románico
y fue sustituido por el estilo de la arquitectura y el arte del Renacimiento.
El estilo
gótico sustituyó al estilo arquitectónico románico en toda Europa. Durante un
período interino, se crearon edificios que combinaban estilos arquitectónicos
románico y gótico. El arco románico con su pesadez terrestre fue seguido por el
arco gótico y con muchas filigranas. Las bóvedas acanaladas permiten una
extensión de altura del espacio de la iglesia. Los nuevos ventanales grandes y
altas disolvieron la pared dura y bañaron el interior de la iglesia en una luz
brillante y colorida. Las ventanas solo estaban parcialmente acristaladas en
ese tiempo. Los espacios abiertos debían permitir que la luz divina sea
ininterrumpida y “pura” dentro del espacio de la iglesia. La arquitectura
gótica se convirtió en una nueva arquitectura de inmensidad, altura y brillo,
que correspondía al nuevo estilo de vida de la época.
Aguilón puntiagudo gótico y rosetón gótico.
Catedral Sevilla
Arquitectura del
Renacimiento (1400-1600 D.C)
Arquitectura
del Renacimiento o renacentista es aquella diseñada y construida durante el
período artístico del Renacimiento europeo, que abarcó los siglos XV y XVI. Se
caracteriza por ser un momento de ruptura en la historia de la arquitectura, en
especial con respecto al estilo arquitectónico previo: el gótico; mientras que,
por el contrario, busca su inspiración en una interpretación propia del arte
clásico, en particular en su vertiente arquitectónica, que se consideraba modelo
perfecto de las Bellas Artes.
Produjo
innovaciones en diferentes esferas: tanto en los medios de producción (técnicas
de construcción y materiales constructivos) como en el lenguaje arquitectónico,
que se plasmaron en una adecuada y completa teorización.
Otra de
las notas que caracteriza este movimiento es la nueva actitud de los
arquitectos, que pasaron del anonimato del artesano a una nueva concepción de
la profesionalidad, marcando en cada obra su estilo personal: se consideraban a
sí mismos, y acabaron por conseguir esa consideración social, como artistas
interdisciplinares y humanistas, como correspondía a la concepción integral del
humanismo renacentista. Conocemos poco de los maestros de obras románicos y de
los atrevidos arquitectos de las grandes catedrales góticas; mientras que no
sólo las grandes obras renacentistas, sino muchos pequeños edificios o incluso
meros proyectos, fueron cuidadosamente documentados desde sus orígenes, y
objeto del estudio de tratadistas contemporáneos.
Palacio Medici Riccardi, de Michelozzo,
Florencia, 1444. Ejemplo de palacio florentino.
Arquitectura barroca
(1600-1830 D.C)
.La
arquitectura barroca es un período de la historia de la arquitectura que vino
precedida del Renacimiento y del Manierismo; se generó en Roma durante el siglo
XVII y se extendió hasta mediados del siglo XVIII por los Estados absolutistas
europeos.
El
término Barroco, derivado del portugués "barocco", "perla de
forma diferente o irregular", se utilizó en un primer momento de forma
despectiva para indicar la falta de regularidad y orden del nuevo estilo. La
característica principal de la arquitectura barroca fue la utilización de
composiciones basadas en puntos, curvas, elipses y espirales, así como figuras
policéntricas complejas compuestas de motivos que se intersecaban unos con
otros. La arquitectura se valió de la pintura, la escultura y los estucados
para crear conjuntos artísticos teatrales y exuberantes que sirviesen para
ensalzar a los monarcas que los habían encargado.
En
algunos países europeos como Francia e Inglaterra y en otras regiones de la
Europa septentrional se produjo un movimiento más racionalista derivado
directamente del Renacimiento que se denominó Clasicismo barroco. A lo largo
del siglo XVIII se fue desarrollando en Francia un movimiento derivado del
Barroco que multiplicaba su exuberancia y se basaba fundamentalmente en las
artes decorativas que se denominó Rococó y se acabó exportando a buena parte de
Europa.
Contrariamente
a las teorías según las cuales el movimiento barroco surgió a partir del
Manierismo, fue el Renacimiento tardío el movimiento que acabó desencadenando
en último término el Barroco. De hecho, la arquitectura manierista no fue
suficientemente revolucionaria para evolucionar radicalmente, en un sentido
espacial y no sólo superficial, a partir de los estilos de la antigüedad a los
nuevos fines populares y retóricos de la época del contrarreformismo.
El nuevo
estilo se desarrolló en Roma, y alcanzó su momento álgido entre 1630 y 1670; a
partir de entonces el Barroco se extendió por el resto de Italia y de Europa.
La
influencia del Barroco no se limitó al siglo XVII; a principios del siglo XVIII
se desarrolló el estilo denominado Rococó, que no siendo una pura continuación
del primero podría ser considerado como la última fase del Barroco.
Cúpula de la Basílica de San Pedro de la
Ciudad del Vaticano.
Arquitectura Rococó (1650-1790
D.C)
La arquitectura
rococó es aquella que surgió y se desarrolló durante el siglo XVIII en París,
entre las décadas de 1730 y 1760, como reacción en contra de la grandeza, la
simetría y las estrictas regulaciones del Barroco. Mantenía el empleo de
adornos, pero incorporaba una decoración profusa con la inclusión de volutas y
formas de hojas de acanto y con motivos más jocosos y formas orgánicas
asimétricas. Utilizaba tonalidades claras, curvas y revestimientos de pan de
oro, dando lugar a un estilo más elegante y más complejo que el barroco. Uno
de sus rasgos más característicos es la variación arquitectónica entre el
exterior y el interior de los edificios.
La
palabra rococó procede del término francés “rocalla”, que denota el trabajo
realizado en piedra y hace referencia a la cubierta de conchas empleada para
decorar grutas artificiales. Originariamente, era entendido como un término
despectivo, y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando se aceptó y asimiló
socialmente.
Salón de baile del Palacio de Catalina
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